17 junio. Biodanza un camino al corazón

      Ayer fui a Biodanza en Tres Cantos con Teresa, Carmen y Noelia, facilitaba Tatiana. 

     Volvi a encontrar a Mar en los ojos de Paloma en su delizadeza. Me recordaba su forma de abrazar , de coger la mano, de bailar, de caminar, de mirar, el rictus de su boca, su pelo .... , pueden ser proyecciones mias, pero en cualquier caso me son útiles para pasar el duelo, sé que Mar fisicamente no volverá pero su espíritu florece a mi alrededor.

      Ayer ante de coger el sueño me acordaba de los últimos dias con Mar en la cama que compartimos tantos años, su callada quietud, su espera paciente a la hermana muerte, las serenas noches junto a ella , le ponia música zen de flauta y le preguntaba si le  gustaba y me repondia con la cabeza que si, ya casi no hablaba ni comia y casi ni bebia, se estaba yendo poco a poco, para mi fue doloroso y a la vez placentero acompañarla en este tránsito.

      Cuando conduzco escucho a Madreselva, y sus canciones espirituales me recuerdan también a Mar, especialmente la que se llama,  "Solo pido paz", era la frase que decia Mar en sus ultimos días.

      Hice todo lo posibe para que el final de su vida fuera lo mejor posible, le llevaba la fruta que le gustaba, papaya, le ponía música relajante y mantenía todas las condiciones  de higiene en el cuarto que se que a ella le gustaban, luz tenue del sol, rociaba con perfume de lavanda el cuarto, y le ponía la morfina que me pedía.

     Facilitaba las visitas de familiares y de las personas amigas que sabia que la ayudaban. En la noche me gustaba ponerle una mano en la pierna. No hacia falta que hablaramos eramos pareja cuántica, los dos eramos uno, por eso cuando murió una parte mi se fue con ella y una parte de ella se quedó conmigo.

     Un día antes de fallecer llamó a su padre, y vi a la Mar niña en sus brazos, su padre la llamaba su angelito, es posible que la película de su vida estuviera pasando por su mente, yo le acariaba el pelo, la peinaba, le pasaba una toallita humeda por la cara, ya casi no abria los párpados, pero yo estaba feliz porque la sentia cerca, aunque sabia que poco a poco se estaba yendo.

     La imagen de sus hijos dándole la mano en las últimas horas, me resultaba muy reconfortante, ella que les dio la vida , recibía su energia en la hora de su tránsito.




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